28 de noviembre de 2013

La exploración clínica y la práctica de la acupuntura

 Por Blanca Sandoval Igelmo

Aunque la MTC en general y la práctica de la acupuntura son sistemas de conocimiento completos, que no precisan de validación de los conocimientos occidentales para validar su eficacia, en algunos campos la integración de otros conocimientos, la aplicación de una correcta exploración clínica la enriquece y mejora sus resultados.
En el caso del tratamiento de las enfermedades y trastornos del aparato locomotor el conocimiento de la anatomía y la identificación de las estructuras lesionadas es esencial para un  tratamiento adecuado, ya que incrementa de manera muy significativa los éxitos en el tratamiento.
Una precisa exploración clínica nos ayuda a reconocer con exactitud las estructuras lesionadas y esto a su vez  nos ayuda a identificar el tratamiento acupuntura más adecuado  seleccionando puntos y técnicas bien dirigidas a resolver el problema causante del dolor o de la disfunción del paciente.
 Este es el  enfoque de la Acupuntura Anatómica, que trata las diferentes patologías seleccionando los puntos según la estructura lesionada:
Es un tipo de acupuntura desarrollada por el Dr Joseph Wong, especialista en aparato locomotor y acupuntor. Según sus estudios y conclusiones, amparados en una amplia experiencia clínica, la identificación de la lesión de una estructura concreta nos permite elegir puntos con especial influencia en ella, que punturados con la técnica correcta y combinados con puntos distales de influencia o de regulación son capaces de mejorar el aporte sanguíneo de la zona, disminuir el dolor y favorecer los mecanismos de reparación de la zona lesionada.
La selección de puntos en la práctica de la acupuntura anatómica se emplea en trastornos tanto del aparato locomotor como del sistema nervioso
Para ello es esencial conocer exactamente que tejidos sufren la alteración que lleva a la disfunción y eso, a pesar del avance de las técnicas radiológicas, se debe apoyar en un pilar básico: la exploración.
Hay que tener en cuenta que las pruebas radiológicas son una confirmación de nuestras sospechas clínicas o herramientas que nos permiten descartar situaciones potencialmente peligrosas, pero nunca la base del diagnóstico. Podemos encontrar, por ejemplo, un paciente con dolor cervical en cuya radiografía observamos artrosis, o en cuya resonancia aparecen protusiones discales y en el que el dolor no es debido a esta causa, sino a un problema del hombro. En este caso, tratar el problema vertebral no resolverá, pero si identificamos el origen del dolor actual podremos elegir la técnica y la combinación de puntos adecuada para tratar la patología.
 

El dolor miofascial es también un síndrome particular que requiere especial atención. Su diagnóstico se basa en los trabajos de Janet Travel que descubrió que muchos patrones crónicos de dolor del aparato locomotor  que habitualmente se atribuyen a lesiones discales o nerviosas, o de los que simplemente se desconoce el origen, y que no responden a los tratamientos habituales son ocasionados por problemas intrínsecos del tejido muscular en el que queda un segmento “acontractil” fuera de la influencia de la señal motora voluntaria y que no se relaja mediante los mecanismos que alcanzan al resto de la musculatura.  A esta situación es a la que se denomina dolor miofascial.
Es un problema muy frecuente y normalmente infradiagnósticado que causa un cuadro de dolor crónico que se reagudiza con frecuencia y que no mejora con analgésicos.  El diagnóstico es clínico y se basa en una correcta exploración, identificación del músculo afectado  y las características propias del síndrome como son la presencia de una banda tensa palpable y dolorosa y la irradiación del dolor característica.
Esta zona acontractil, denominada punto gatillo (PG)puede permanecer silente o indolora durante un tiempo, hasta que desencadenantes como el frío o una postura poco equilibrada produzcan de nuevo el estímulo que da lugar al espasmo doloroso. El dolor miofascial se puede llegar a confundir, por su irradiación e intensidad con la afectación de una raíz nerviosa, situación que puede llevar a un tratamiento inadecuado e ineficaz del mismo. Para ello es fundamental poseer el conocimiento adecuado de la exploración del aparato locomotor que nos ayude a identificar si la estructura afectada es una articulación como la intervertebral o es un dolor miofascial primario.
El dolor miofascial responde muy bien al tratamiento con punción seca del punto gatillo, técnica derivada del tratamiento de puntos Ashi empleado en acupuntura y de características muy similares. Esta técnica de punción se combina con el estiramiento del músculo afectado para conseguir un efecto duradero.
Además, una vez identificado el síndrome, tanto de dolor miofascial como el sistema tendinomuscular afectado según la teoría de la MTC, podemos combinar el tratamiento con acupuntura empleando ambos principios y aumentando enormemente su eficacia. Es decir, se trata de combinar el tratamiento del punto gatillo y de los tendinomusculares, así como de los síndromes identificados según la teoría de la MTC.
La adecuada exploración del aparato locomotor y la identificación correcta de  los síndromes dolorosos es una herramienta, que combinada con los conocimientos de los síndromes de la medicina tradicional china  y de las técnicas de acupuntura nos permite practicar una medicina integrativa más precisa  y eficaz en la mayoría de los casos.
 
Tratamiento de patologías del aparato locomotor con acupuntura
14 y 15 de marzo de 2014 en Madrid
 Dra. Blanca Sandoval
 
 

Referencias bibliográficas

 
  1. Travel J, Dolor y disfunción miofascial, Ed Panamericana 2002
  2. Wong  J Y, Neuro-Anatomical Acupuncture, Toronto Pain and Stress Clinic Incorporated, 2001
  3.  Dommerholt J,  Fernandez de las Penas, C, Manual de punción seca de los puntos gatillo. Elsevier España, 2013 
  4. Duncan B et al, Effectiveness of Osteopathy in the Cranial Field and Myofascial Release Versus Acupuncture as Complementary Treatment for Children With Spastic Cerebral Palsy: A Pilot Study. J Am Osteopath AssocOctober 1, 2008 vol. 108 no. 10 559-570

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